“El valle, como la casa, estará habitado para siempre por ellos y por la niña que fui.

Se puede seguir incluso el rastro de las presencias físicas. A pesar de que nada de todo aquello «siga existiendo». Aún así, no puedo contener otras vidas. Por eso, durante la partida, en aquel lejano otoño, había pensado: «Allí estaba…»

1962-1964.”

— Lalla Romano, La penumbra que hemos atravesado.